sábado, 6 de noviembre de 2010

Dos años de ausencia...


Fue hace dos años que subí mi última entrada al blog, y aún ahora no sé por qué me fui, tal vez influyó que el "Diablo" me dijera que era aburridísimo y confío en su juicio, o tal vez sólo pasó el tiempo y mientras sucedía, pensaba: "Ya volveré", o tal vez me amordazó los dedos aquello de trabajar escribiendo (descubro de a poco que hacerlo tiene un costo: me mata las ganas de escribir por gusto).

Aunque claro, en este tiempo hice mi primer libro, se llama: Nosotras también tiramos a gol, en él entrevisté a mujeres maravillosas e inteligentes con quienes pude compartir dos cosas que amo: escribir y el futbol, y es que quien piense que editar entrevistas no es escribir... lo invito a intentarlo.

martes, 30 de septiembre de 2008

¿Por qué?

Estoy a punto de ir a dormir, entonces me pregunto: "¿Por qué nunca sueño con las personas que extraño?". Sobre todo con aquellas a las que no puedo acceder de otra manera, estoy a punto de ir a dormir y me llevo la esperanza de que esta noche es propicia para el reencuentro.

lunes, 11 de agosto de 2008

Naturaleza lunapersonal

Lágrimas de luna persona que brotan de la honda herida del infinito de un cuerpo. Herida que sangra en el torso, justo en el lado izquierdo, y supura agua de luna y tristeza, mientras la luna persona parece deshabitada, perdida en un laberinto de recuerdos que se niegan a volverse olvido y no sin razón porque, ¿a quién le gusta ser olvido? o, mejor dicho, ¿ser olvidado?

Las lunas persona lloran su experiencia y se lamentan de lo doloroso de su menguar, del cuarto creciente, de volverse llenas. Se duelen del ciclo, de los giros interminables que les provocan primero náuseas y luego las hacen vomitar.

Lunas persona que se consuelan pensando que todo tiene una razón, un por qué y un para qué, que se sostienen para cumplir un destino y hacer uso de las “ayudas invisibles” como si al Universo le importaran las lunas que sangran y lloran. Como si Dios se preocupara de su pequeñez, de su memoria o su vacío. Pobres lunas persona, tan heridas, tan solas, tan vulnerables... pobres lunas danzantes que inventan sentidos sólo para ser satélite, al menos, un día más.

sábado, 12 de julio de 2008

No dejo

Hoy me estuve recordando, pensé en aquella Esther de hace cinco o diez años atrás, me vi como en una película que sólo corría por mi mente, como si en algún momento realmente hubiera sido espectadora de mi propia historia. Pensé tanto en mi, en esa otra mi que comencé a extrañarla... extrañarme.

Me recuerdo y sobreviene la nostalgia. La vida, mejor dicho: vivir, me ha quitado un poco de lo que era, las pupilas ya no se dilatan con facilidad, he perdido intensidad y fe, no fe en Dios que ya me parece un ítem más complicado, fe en lo cotidiano, en aquellas cosas que crecí dando por hecho... por muchos años creí que ciertos elementos de mi futuro más que posibilidades eran certezas; hoy ya ni siquiera los pienso ni como una ni como otra cosa.

Encuentro que me cuesta trabajo pensar en el amor y cuando lo hago sólo me lleno de preguntas: ¿podré volver a enamorarme?, ¿seré capaz de convivir con otro ser?, ¿soportaría la vulnerabilidad en que históricamente me ha puesto ese estado? y, lo más importante, ¿sobreviviría a una rotura de corazón?

Pienso en mi y en la que era y me extraño, entonces me preguntaba menos y me atrevía más.

domingo, 15 de junio de 2008

...

Ella extraña esas "otras" tierras, esos pasos andados, los olores perdidos de un tiempo lejano... extraña a la que fue ese día que, hoy, casi no recuerda, como si aquella en la que piensa hubiera sido otra mujer, una con el mismo nombre y día de nacimiento. ¡Felices 35!

jueves, 22 de mayo de 2008

miércoles, 21 de mayo de 2008

El calendario, que cambia de hojas rápidamente, marca 13 de agosto de 2005. Suena el teléfono y todo se congela, escucho palabras, las más contundentes: “Ha muerto”.

El mundo se vuelve un glaciar redondo con los polos achatados... flotante, frío, inhóspito y completamente blanco. Y aunque es un mundo lleno, llenísimo de gente, estoy infinitamente sola.

Llueve y siento estacas de hielo cruzándome en todas direcciones: en cuanto me penetran, me vuelven también de hielo, me siento ajena a lo que está y veo, excepto a ti que me dueles; y aunque todo es frío, y aunque me crujen los huesos, y aunque sangro, este es un dolor diferente de todos, es como el hielo que me rodea, como el que soy: puro y blanco.

Me dueles porque te amo, me dueles porque de ti sólo quedará la ausencia.

¿Entiendes lo que significa nunca más?, mejor dicho, ¿lo entiendo yo? Nunca más tus ojos, tus manos... ya nunca más de carne, ya nunca más habitados, ya nunca más conmigo.

Quizá algún día el hielo volverá a ser agua, quizá entonces podré llorar y llorar hasta descongelarme y fluir por delgados y largos cauces, cauces como cabellos a los que los rayos del sol quemarán con fuerza para que, por fin, pueda evaporarme.

Te extraño tanto...