lunes, 11 de agosto de 2008

Naturaleza lunapersonal

Lágrimas de luna persona que brotan de la honda herida del infinito de un cuerpo. Herida que sangra en el torso, justo en el lado izquierdo, y supura agua de luna y tristeza, mientras la luna persona parece deshabitada, perdida en un laberinto de recuerdos que se niegan a volverse olvido y no sin razón porque, ¿a quién le gusta ser olvido? o, mejor dicho, ¿ser olvidado?

Las lunas persona lloran su experiencia y se lamentan de lo doloroso de su menguar, del cuarto creciente, de volverse llenas. Se duelen del ciclo, de los giros interminables que les provocan primero náuseas y luego las hacen vomitar.

Lunas persona que se consuelan pensando que todo tiene una razón, un por qué y un para qué, que se sostienen para cumplir un destino y hacer uso de las “ayudas invisibles” como si al Universo le importaran las lunas que sangran y lloran. Como si Dios se preocupara de su pequeñez, de su memoria o su vacío. Pobres lunas persona, tan heridas, tan solas, tan vulnerables... pobres lunas danzantes que inventan sentidos sólo para ser satélite, al menos, un día más.