miércoles, 12 de marzo de 2008

¿Locura?

"Todas las tardes imaginarias sube las escaleras imaginarias y se asoma al balcón imaginario"... desde allí contempla la extensión de ese otro que es su mundo. Extiende sus grandes alas púrpura, las sacude con desenfado y vuela, asciende muy rápido para luego dejarse caer en picada, con toda la potencia de que es capaz. Se impacta contra el piso y, de inmediato, se pone en pie, se levanta ileso... parece hecho de goma. Todos los días repite la rutina. Se sienta mientras las personas pasan y lo miran sin decir nada, aunque sus pensamientos tienen voz alta: “¡Está realmente loco!”, y aunque los escucha no le importa, quizá porque no sabe qué significa la locura aunque la viva.

No presta atención, es feliz a su modo, es feliz con su rutina. Extiende nuevamente sus alas y regresa al balcón imaginario donde las deja colgadas; luego desciende las escaleras imaginarias mientras reflexiona en torno a la locura. Concluye que está loco en cualquier mundo, en todas las realidades, aún en su sueño.

¿Será la locura una de esas realidades paralelas? ¿Será que con quienes compartimos lo que creemos real no son más que locos, internos en alguna institución de salud mental de un mundo completamente distinto? ¿Será el creerse poseedor de la razón una locura? De acuerdo con algunos tarotistas “el Loco” es, de entre todos los arcanos, el vagabundo cósmico, aquel que por tener una mente libre de barreras puede andar a su gusto a través de distintas dimensiones. Si es así, la locura es adorable. Vagar... vagar en el cosmos es muy parecido a una recompensa.

El loco es un ser que se divierte, nunca se aburre porque cuando está a punto de hacerlo da un salto y comienza a habitar un paradigma por demás distinto. El loco no se cuestiona, sólo vive. No le importa si el morado es el mismo para todos, no le interesa lo que ven los demás ni verlo de la misma forma, su locura radica en la capacidad que tiene para sorprenderse, para creer que todo es nuevo y para mudarse a otras realidades cuando comienza a identificar las cosas, con la misma naturalidad que quien se muda de casa: sólo los locos pueden colgar sus alas, sólo ellos tienen algo color púrpura.

Las lunas persona tememos a la locura —propia y ajena—, hemos destinado muchos recursos para reconocerla, ponerle nombres, identificar síntomas y variantes, crear tratamientos médicos y doctores especializados capaces de suministrar las dosis adecuadas de cada droga para controlar el estado, pero esos remedios sólo quedan en la superficie, no responden ni resuelven pero, ¿hay algo que responda?, ¿hay algo que resuelva?

Como sucede con muchas otras cosas, por más estudios y horas de observación, experimentos y tiempo que se le dedique, aún no sabemos qué es la locura, en qué lugar del cuerpo se guarda, si algún día llegará a nuestra vida o si sólo permanecerá rondando del mismo modo en que lo hacen las abejas cuando perciben el dulce e, inesperadamente, clavan el aguijón. Quizá sea que la locura, lo mismo que las abejas cuando pican a una luna persona, actúan al azar y en matemáticas actuar de ese modo es, en sí mismo, un patrón, ¿cómo descifrarlo?

2 comentarios:

Vanessa dijo...

Gracias Esther. (:

Anónimo dijo...

Tengo tan olvidado este blog que ya ni recuerdo la cotraseña, gracias Vanessa por leerlo.