jueves, 10 de abril de 2008

Los agobios de los otros...

La vida: hermosa y complicada. Nada nuevo, todos lo sabemos desde que cobramos conciencia, bueno, en caso de que suceda. Quizá todo sería más sencillo si la conciencia no llegara... ya no sé ni qué escribo. La confusión es tal vez producto del calor, o de la proximidad de los 35, que a mi no me preocupan tanto pero, de pronto es tal el agobio de los otros que comienzo a creer que vivo una especie de evasión, un no darme cuenta de que en realidad estoy muy muy mal.

En estas semanas han sucedido varias cosas, mis amigos se preocupan porque no tengo novio, me quieren convencer de que la vida es mejor en compañía y de eso estoy convencida, sólo que no es como ir a la tienda y comprar algo que necesitas o te ajusta, no no no... eso de coincidir, atraerse, interesarse, enamorarse y decidir permanecer (sólo por hoy) no es tan sencillo y no depende de una voluntad, de mi voluntad, ¡claro que quiero enamorarme! Amar es el mejor estado que puedo experimentar, si no soy de piedra.

El otro agobio es eso de los hijos, les preocupa no verme embarazada... de hecho ayer tuve una charla cibernética al respecto, creí que no me había impactado hasta que en la noche desperté a medio sueño, en él estaba embarazada y me encontraba en el dilema de decirle o no al padre... no puedo con el rechazo así que la cuestión era para preocuparse; de pronto desperté sobresaltada, una pregunta me hizo abrir los ojos y podría jurar que estaba sudando: "Ah chingá, ¿cómo puedo estar embarazada?... ¿y de quién?", buscaba un nombre y no encontré nada, entonces comprendí que sólo soñaba.

Me volví a dormir y, como pesadilla recurrente, el sueño regresó justo donde se había quedado, lo maravilloso fue descubrir los avances científicos y tecnológicos del mundo onírico pues aunque el ultrasonido mostraba que el bebé en cuestión era tan pequeño como una cabeza de cerillo, si el archivo se leía en la computadora, la pantalla mostraba cada detalle de un pequeño ser humano completito.

Hoy, en el ir y venir de un día de trabajo, no he podido dejar de pensar hasta qué punto me apropio los agobios de los otros... al grado que terminan por agobiarme, quisiera decirles a quienes se agobian por mi que no se preocupen, que mi vida no es tan horrible como parece, de hecho me las arreglo para disfrutarla y hasta creer que soy feliz, que si hubiera un hombre o un bebé para mi, o ambos, sería maravilloso, y si no, también. La vida pasa pronto y a veces por tanto anhelar se nos olvida disfrutar nuestra circunstancia. No nos agobiemos.

2 comentarios:

Lahetaira dijo...

Y sin embargo qué difícil es a veces no esperar, o transformar nuestros sueños a medida que la vida sucede...

Un beso, Astarté.

Tamara dijo...

Si los agobios de los otros ( que por lo que describes están todos en el inconsciente colectivo de las mujeres) trascienden a tus sueños, quizás sea porque también son agobios tuyos, QUIZÁS NO, quizás es lo de siempre, lo de decirnos lo que tenemos que hacer y sentir.

NI CASO!