martes, 25 de septiembre de 2007

Los ojos siempre observan... ¿siempre?

Escribió Vicente Huidobro: “Escondemos nuestras miradas bajo las alas de las piedras”, y yo escribí: piedras danzantes de alas porosas que remontan el vuelo y lo soportan todo, incluido su propio peso y desafían así una de las leyes que rigen el mundo. Alas que dibujan olas de viento, olas con ondas que de cerrarse se vuelven ojos; ojos que se forran de carne, se llenan de agua y se descomponen en miradas, miradas que van, vienen y se cruzan, perciben sin ver a ningún lado. Y mientras tanto, la luna persona: el hombremujer baila sin temor de ser aplastado por las rocas.
Una regla de la danza hindú, que perfectamente se aplica a la danza de la vida, dice: “Donde va la mirada, va la mente. Donde va la mente, va el cuerpo. Donde van el cuerpo, la mente y la mirada, va el espectador”.
En el danzar cotidiano, mientras el mundo gira y los ciclos de la luna abren y cierran, y los miles de mundos contenidos en el Universo —siempre en expansión— sufren asincrónicos big bangs, lunas persona, habitantes de una burbuja azul, interactuamos en un eterno baile de encuentro y despedida... sólo ese binomio es la constante.
Nos elevamos, tocamos el fondo, damos giros, caemos al suelo mojado, tierralodo y, a veces, lo penetramos como seres que de carne se vuelven líquido. Nos infiltramos hasta sentir la proximidad del centro de la Tierra y quemarnos para dejar de ser carne, para volvernos ceniza, alcanzamos lugares más profundos de lo nunca imaginado.
Nos elevamos con tonos sublimes, explotamos con la agresividad de sonidos estridentes, el cuerpo se siente, se olvida, se pierde, se ama, se suelta, se afloja, se pone rígido. El cuerpo tiembla de miedo, el cuerpo tiembla de amor, el cuerpo tiembla de vida, el cuerpo tiembla cuando está a punto de morir —estertores de la muerte—, y con cada pequeño o gran sismo se forma, se deforma, se reforma... lo mismo que todo epicentro. La visión, la corta visión de las lunas persona hace, inevitablemente, que la regla se cumpla: “Donde va la mirada, va la mente…” ¿Tu mirada está en estas líneas?, ¿está aquí?, ¿en dónde está tu mirada?, ¿en dónde tu mente?, ¿en dónde tu cuerpo?, ¿en dónde el espectador?

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